SEPA de nuevo

Había tenido un día muy intenso, pero a pesar de ello, en aquella ocasión mi agenda y la actividad realizada coincidían al dedillo como hacía tiempo que no conseguía. Era sin embargo consciente de que, al llegar a casa, si mi pensamiento iba encaminado a tumbarme en el sofá, ya podía ir olvidándome de ello. Nada de nada. Aún me quedaba por repasar los temas que trataríamos en la reunión programada para el día siguiente. Un empujoncito más. No venía ya de aquí. Pero el esfuerzo postrero requería concentración, algo que, a esas horas, era difícil de obtener.

Fui a la cocina e hice café. El agradable aroma a tostado invadió la estancia, y allí, con los brazos apoyados en la mesa de metacrilato y sentada en un taburete blanco sin respaldo, sorbí y degusté poco a poco y a conciencia la bebida caliente que me ayudaría a mantener mis neuronas despiertas. Lo que no imaginé nunca es que lo haría tanto y de qué modo.

La taza caliente aportaba tibieza a mis manos heladas y con los ojos cerrados aproximé el recipiente a mis labios. La extrema temperatura del líquido me sacó enseguida de mi estado de bienestar y ensueño. ¡Quemaba! Con el gesto reflejo provocado por el exceso de calor y con escozor creciente en el paladar, mis ojos se fijaron en el calendario de hojas sueltas que tenía encima de la mesa: señalaba 19 de noviembre. Un día más, como cualquier otro.

“Un día más”, pensé.

Mientras veía, ensimismada, como se escapaba de la taza un hilo de humo del café caliente y recién hecho, mi mano derecha se aproximó al calendario. Arranqué la hoja. Mañana sería 20 de noviembre. Mañana. No, mañana no, hoy mismo ya. El reloj de pared del comedor acababa de dar la una de la madrugada. Por lo tanto, ¡buenos días! Ya estamos a 20 de noviembre. En el exterior, la llovizna empezaba a empañar las calles y sus diminutas gotas repicaban en los cristales que había limpiado el día anterior. Comenzaba un día gris y húmedo propio del mes de noviembre.

Me dije a mi misma una y otra vez: “20 de noviembre, 20 de noviembre…”. Sabía que había algo importante en esa fecha, pero ¿qué?

Claro… SEPA

SEPA… 20 de noviembre y, como cada año por estas mismas fechas, las normas de SEPA se actualizan.

¡Claro! Tenía que ser SEPA. No podía ser otra.

Aquello era lo que me estaba escupiendo en la cara la hoja del calendario que acababa de descubrir. Y lo hacía con absoluto descaro y con tono desafiante y burlesco, como diciéndome… “¿A qué no te acordabas, verdad?” Sólo faltaba un emoticono enseñando una sonrisa de oreja a oreja.

“Pues claro que sí me acordaba…”, le espeté mentalmente en la cara.

De hecho, sabía ya de los cambios —en esta ocasión más de tintes técnicos— pero, no dejaba de ser lo que era, y como tal, debía tenerlo en cuenta y considerarlo como merece. Este era más opaco quizás que sus hermanos mayores, aunque por sí mismo encerraba ni más ni menos que una modificación de plazos de presentación para los adeudos CORE, así como una nueva forma de informar un cambio de cuenta de un deudor cuando además se modifica también la entidad bancaria. En definitiva, un cambio de plazos que implicaría otro operativo y, como consecuencia, que modificaría el formato. Y finalmente, como sucediera ya en febrero de este mismo año cuando desaparecieron la norma 32 y la 58, ahora, este noviembre, también acudiríamos a un funeral. La cita se fijaría para el 20 de noviembre.

Con este cambio se entierra la posibilidad de identificar adeudos COR1, es decir, aquellos que se permitían, y de hecho se podrán presentar hasta el 19/11/2016, en el plazo de 1 día antes de su vencimiento. Todo esto en pro de la unificación de plazo de presentación y tipo de los adeudos CORE que siguen y seguirán vivitos y coleando tras el citado sepelio.

Entorno cambiante

Fui a rescatar mi carpeta de color azul donde acostumbraba a guardar mis recortes y toda la información sobre SEPA. Allí estaba. Todo bien apuntadito y ordenado. Había mirado este tema antes de irme de vacaciones y lo había dejado todo claro para adaptarme a los nuevos plazos, así como a la manera de informar un cambio de cuenta del deudor cuando éste se realiza, a partir de 20/11/2016, en una entidad bancaria distinta.

Esta modificación, cuya entrada en vigor está prevista para el día 20 de noviembre de 2016, permite presentar adeudos CORE en el plazo de 1 día antes de su vencimiento y sin identificarlos como COR1, algo que viene a simplificar y a llamarlo todo por un mismo nombre y sin especialidades, pero que sin embargo vendrá a turbar las mentes más conservadoras, nostálgicas y reticentes al cambio. Si no les desconcierta, al menos sí les va a desequilibrar un poco, quedando en desuso una terminología utilizada que ya les era cotidiana y familiar y a la que seguramente ya le habían tomado cariño.

Este era el primer punto de mis notas. Esto quiere decir que si mañana… “Noooooo…, mañana no”, —volvía a recordarme, sarcástico, el calendario—, que estamos ya a 20 de noviembre. ¡Vamos, céntrate…!”.

Otra taza de café… Vamos a ver, empecemos de nuevo. Si hoy —ahora sí— quiero remesar un adeudo CORE y lo quiero hacer un día antes de la fecha de vencimiento, lo voy a poder hacer y no lo identificaré como COR1, sino como CORE. De todas maneras, por allí suelta dejé una notita que decía que, sin embargo, los plazos actuales de presentación se mantienen, y, por tanto, podré operar con ellos, pero… seamos sinceros y conscientes: esto es España, y en España vamos siempre al último momento. Por lo tanto, seguro que esta simplificación a mí me va a facilitar la vida, claro está. Como a tantos otros. Tiempo al tiempo.

No nos apeemos, que aún hay más

De la mano del plazo de presentación viene el otro gran cambio. Seguro que más que menos, menos que más, nos suenan las siguientes siglas: “SMNDA”. ¿Sí, verdad?

Hasta la fecha, y vigente hasta 19/11/2016 con estas siglas se identifica un cambio de entidad bancaria del deudor. Sin embargo, a pesar de que las siglas se mantienen intactas, su definición rezará así “Same mandate with new debtor account” (mismo mandato con una nueva cuenta del deudor) y, aparte de identificar un cambio de cuenta del deudor, también deberemos utilizarlas para informar el cambio de entidad bancaria del deudor. Por lo tanto, un caso de multiuso que hace que concluya lo siguiente: cualquier cambio de cuenta del deudor, sea en una misma o en una diferente entidad bancaria, se informará con “SMNDA” y, además, en este último caso, sin la obligación de identificar el tipo de secuencia del adeudo como un “FIRST”. Por tanto, se le podrá dar trato de “RECURRENTE”, aunque, si se informa “FIRST”, no podrá ser motivo de rechazo por el banco.

Bien es cierto que, en esta ocasión, para los remolones y contrarios al cambio, y también para los que llegan tarde por vicio a todas partes, se les da, como opción alternativa —que no sustitutiva, matiz importante— de informar un cambio de cuenta en una misma entidad tal como se pide hasta 19/11/2016.

Cuando estudié esto pensé en la célebre frase utilizada en todos los ámbitos y a diestro y siniestro: renovarse o morir. Por tanto, ya que cambian cosas, mejor adaptarme ya desde un principio y tener en mente, en cualquier caso, a SMNDA cuando se modifique la cuenta del deudor. Así me evito problemas estando, como popularmente diríamos, “a la última”.

 

¿Mañana u hoy?

Me llevó un cuarto de hora evocar SEPA y toda esta maraña de cambios. Aún tenía pendiente preparar una reunión, pero el cansancio me venció por momentos. Di carpetazo. Mañana sería otro día…

La hoja del calendario continuaba desafiándome, triunfante, encima de la mesa. “Mañana no… hoy, que ya estamos en un nuevo día. ¡Buenos días!…”.

 

Teresa Roca (Legal Expert)

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